Toda la noche lloviendo. Desde mi rincón de la cama escucho el ruido de las gotas contra la cubierta del edificio. Uno de esos momentos que te quedas en el calor de la cama sintiendo la protección del hogar.
La presión de todos los frentes me ha ofrecido otra noche de ansiedad, ansiedad mal interpretada, pero da igual, somos lo que la gente cree que somos, que más da lo que seamos en realidad. Justificar un estado de ánimo no es necesario. Tengo que acostumbrarme a superar este problema por mis propios medios. Nadie que no haya pasado por ello sabe qué decir ni qué aconsejar, y los que lo han pasado no quieren ni recordarlo. Es cuestión de tiempo ir ganando las batallas que se presentan. Y eso se me da bien, no me rindo nunca, victoria o ...victoria. No hay otra opción.
Miraba las sombras que se dibujaban en la pared del cuarto, tenues, fugaces, sin forma. Pensaba en mi padre, en mi madre, en el chaval... en Ella. Cuento con pocos aliados en la batalla de la vida. Hasta hace poco nunca me preocupé, siempre luché solo. No me gustaban los palmeros ni los seguidores. No me gustaban las parejas carentes de criterio, confianza ni ambición. Nunca delegué, nunca confié del todo.
Ahora lo intento, lo intento pese a los capotazos de la vida en mi contra. Es complicado, lo sé. Es complicado cuando la presión, el cansancio, el estrés, la salud y otros factores son piedras en el camino. Es complicado cuando no me entienden, cuando solo ven la parte exterior, sin ver lo que ocurre en el fondo.
Pero no importa. Una cosa he aprendido, siempre que llueve, descampa. Da igual lo que tarde, da igual la cantidad de lluvia, el viento, el frío, la oscuridad... Da igual todo. Siempre descampa.
Me gustaría ser más trasparente, me gustaría que me entendieran. Quizás nunca consiga ser mi mejor versión, pero lo intento. Lo intento incluso con cansancio, sueño, frío y poco ánimo.
Sigue lloviendo fuera. En el cuarto de trabajo se está bien. Tareas por realizar, salir a unas gestiones bajo la lluvia, y poco más. Esta noche seguro que duermo, porque al final lo que cuenta es que
...siempre que llueve, descampa.