La vida son momentos
que marcan nuestro camino
mientras vemos el mundo girar.
Momentos que nos dan la vida,
momentos que nos hacen reir,
momentos de lágrimas,
momentos de amar.
Todos los momentos vividos
son sólo un segundo del universo.
Todos ellos se perderán
en la memoria de los tiempos.
Todos salvo uno.
Un momento en el que el tiempo,
como un reloj caprichoso,
se paró en un instante.
En una fría noche de febrero,
en la puerta de un hotel,
un cruce de miradas nerviosas,
un no saber qué decir.
El pelo dorado al viento,
miradas azules de deseo,
manos frías, una sonrisa
y un abrazo guardado durante semanas.
Un momento que duró cuatro noches,
noches de nervios, amor y locura,
y que también duró
cuatro soles junto al mar.
Ese momento seguirá siempre,
flotando en el mar de los sueños,
mientras los dos soñadores
duermen juntos toda la eternidad.