Un fin de semana gris que acaba con el sol anunciando la llegada de la mejor época del año, el verano. Un verano azul y amarillo, un verano de ilusión renovada. Eso llegará, pero ahora prefiero repasar estos dos últimos días. Tras casi dos semanas de mucho trabajo, estrés y esfuerzo constante, llegué al viernes casi por inercia. Sin munición ni combustible, con el caza tocado en un ala y casi sin instrumentos operativos. Hacía bastante tiempo que no tenía una racha tan intensa de trabajo sin descanso.

Esta vez quise darlo todo para optimizar costes y poder financiar bien todo el verano sin preocuparme de nada. Era una constante en el pasado, pegar un acelerón en mayo para que llegado junio poder disfrutar hasta septiembre de forma holgada. La verdad que hacía 2 años que no tocaba. Dos años en los que los veranos no tenían ningún aliciente, salvo tomar el sol y disfrutar de la playa. 

Tras el combate de 12 días me senté el viernes por la noche en la cama con la mirada perdida. Cansado tanto física como psíquicamente. El tiempo ha sido horrible, lluvia, frío, sin poder ir a ningún sitio cercano ni poder hacer actividad para liberar la mente. Pintaba feo el panorama.

Al final me miré en el espejo del alma, ese momento en el que te paras y te dices "a dónde voy" "quién soy" "qué estoy haciendo". Preguntas filosóficas provocadas más por el cansancio y la apatía que por el propio interés en la respuesta, pero que, a veces, vienen bien para darnos cuenta de quienes somos. 

Eso hice el sábado y buena parte del domingo. Me dediqué a repasar mis últimos meses. La verdad que no me había dado cuenta de la tormenta de sensaciones y vivencias que han pasado en mi vida. Impresiona ver todo lo que he evolucionado desde principios de año, al menos me impresiona a mi, poco dado a sorprenderme a mi mismo. 

Venía de un año gris, apático y sin mucho interés, salvo ver pasar los días y trabajar. Los amigos cada vez más involucrados con sus familias tienen poco tiempo para reunirse, la salud de mi padre y el sobreesfuerzo de mi madre por atenderle también me restaba mucha energía. Las responsabilidades aumentaban, el tiempo para ellas disminuía, mis pies...bueno, no empatizaban mucho. 

Y luego empezó el primer vuelo en mucho tiempo...un vuelo de alta cota, fuera de rango del radar, en territorio desconocido, con un avión de combate que nada tenía que ver con cualquier otro con el que hubiese pilotado. Era magnífico, imponente, impetuoso, con dos motores TurboJet de una potencia inimaginable. Armado hasta los dientes, con todo el arsenal que os podáis imaginar. La primera vez que monté en la cabina era una fría noche. Me quedé mirando su fuselaje casi hipnotizado. Me acerqué con miedo mientras subía a la cabina. Dentro ya fue una locura. Todos los controles, mandos, indicadores... todo parecía de ciencia ficción. Nunca nada me había impresionado así. 

Luego el vuelo fue complejo, normal para un piloto de caza como yo, pero eso dio igual, el Strike Eagle casi volaba sólo, no hacía falta nada, es como si supiese lo que necesitase para coger confianza. Una locura.

Tras el primer vuelo todo empezó a ser mejor, yo pilotaba mejor y la misión cada vez era más importante... un par de malos aterrizajes (no es lo mismo aterrizar de emergencia con un caza de este tipo) pero todo subsanado.

Y aquí llegamos, muchas horas de vuelo y parece que el Strike Eagle y yo vamos a hacer una buena pareja. Cada vez con más ganas de volar, de tocar el cielo, de llegar al gran Azul.

Junto con este impresionante caza mi mejora con el deporte (muy motivado por estar en forma para resistir las fuerza G del Strike Eagle) y sobretodo empezar a correr...a correr casi de verdad, me ha dado un nuevo enfoque, una nueva ilusión de esperanza en mi lucha contra los elementos negativos que la vida nos lanza. 

Así que esta tarde acabé mi reencuentro conmigo mismo. No me había parado a pensar de forma tranquila y con tiempo de todo lo que la vida me ha deparado en 5 meses...parece que han sido 5 años. Me miré en el espejo, mi reflejo me miró y me dijo "hazlo, ni dudes un segundo, hazlo por ti, por mi, por todo lo que nos merecemos" y con ese apoyo que me da mi propia alma sigo en la brecha, con las pilas cargadas, con toda la confianza y con la mejor compañía que puedo tener.

Como dicen los pilotos de la USAF "Fight we others fear to fly", como dice ella "Ad Astra Per Aspera".

ESTE SITIO FUE CONSTRUIDO USANDO